El universo del hosting web es amplio y variado, existen infinidad de posibilidades, miles de proveedores y necesidades de todo tipo. Por eso a veces es tan complicado elegir, sobre todo si se acaba de aterrizar en el mundo de las páginas web.
Lo primero que hay que tener en cuenta es si el dominio forma parte o no del servicio de hosting. Lo mejor, evidentemente, es contratarlo dentro del hosting. En segundo lugar, es importante decidir según el tipo de web: una web dinámica, con contenidos muy cambiantes es mucho más exigente que una estática. Y en tercer lugar, hay que decidir qué sistema operativo es el mejor, generalmente, la decisión estará entre Linux y Windows.
Clases de alojamiento web
Hay diferentes tipos de hosting web cada uno de ellos con sus ventajas y sus inconvenientes, más adecuados para unas necesidades que para otras. Pero, incluso dentro de un tipo de alojamiento se pueden encontrar diferentes modalidades, por eso la mejor recomendación siempre es analizar con detalle las necesidades del sitio web antes de decantarse por un alojamiento u otro. Si está por encima de las necesidades será una pérdida de dinero y si está por debajo hará que la web no funcione correctamente.
Veamos ahora los tipos de alojamiento más habituales:
- Gratuito: Para comenzar y aprender a desenvolverse en el mundo virtual, para pequeñas webs sin grandes aspiraciones está bien. Suelen tener poca memoria y un límite de transferencia de datos muy bajo, todo ello sin olvidar fallos como parones en el servicio.
- Hosting compartido: Subimos un peldaño. Para muchos es la opción ideal, se pueden encontrar alojamientos con buenas prestaciones y a precios muy atractivos. En este tipo de hosting varios clientes comparten máquina, así que si no hay necesidad de grandes funcionalidades y si no se trata con datos muy sensibles puede ser una gran opción. Cuenta con la desventaja de que los abusos de unos pueden repercutir en otros, pero es un aspecto en el que se está mejorando mucho.
- VPS: El cliente dispone de un servidor privado, completamente independiente y con recursos propios, aunque la máquina física sí esté compartida. Sin embargo, un VPS es autónomo en todos los aspectos; es algo más caro, pero a cambio ofrece mayor capacidad, más posibilidades de escalabilidad, más seguridad y un control absoluto del servidor y sus funciones.
- Servidores dedicados: No se comparte absolutamente nada, el cliente tiene la máquina para su uso exclusivo. Es evidentemente más caro, pero cuando las necesidades son muy exigentes, cuando se va a tener un elevadísimo tráfico y hay que extremar la seguridad es el más indicado.
Cada uno de estos tipos de hosting web tiene su ventajas, no son mejores ni peores simplemente hay que saber elegir el que realmente se necesita.
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