Hace aproximadamente 20 años el disco duro se entendía como un simple sistema donde se almacenaban datos, sin prestar especial atención a otros aspectos como la velocidad. Entonces, el mundo que nos rodeaba no iba tan deprisa por lo que, simplemente, la velocidad de un disco no era un factor que preocupara en exceso.
Hoy en día, los servidores realizan muchas más tareas de las que hacían antonces: webs, CRMs, ERPs, Mail, FTP, DNS, storage, virtualización y miles de cosas más; el límite está, prácticamente, en nuestra imaginación.
En los tiempos que corren, cuando los procesadores están sobredimensionados y la memoria RAM tiene una velocidad de acceso más que de sobra, es el disco duro el que se ha ido quedando atrás ya que, hasta hace bien poco, solo existían los de tipo SATA y SCSI, siendo estos últimos un poco más rápidos, pero muy costosos.
Con la llegada de las multitareas en el mundo de los servidores, la capacidad de almacenamiento ya no era suficiente, si no que también se necesitaba velocidad para realizar todas esas tareas que les exigimos.
Mejoraron los SATA
Los discos SATA son discos mecánicos, es decir, están compuestos por un motor que hace girar los discos sobre unas agujas magnéticas que se encargan de leer la información que hay grabada en ellos. Esto está muy bien, ya que permite aumentar el tamaño del disco sin aumentar mucho el coste, pero su funcionamiento está reñido con la velocidad.
La velocidad de los discos mecánicos siempre dependerá del tiempo que tarda la aguja en posicionarse en la posición donde está el dato solicitado. Este tiempo, que se expresa en milisegundos (ms) puede parecer poco, pero es muy elevado cuando hay muchos accesos. Simplemente la aguja tarda demasiado tiempo en posicionarse donde está el dato que necesitamos; podríamos decir que se trata de un bibliotecario lento.
Sin embargo, como no todos los sistemas necesitan velocidad, estos discos han sabido reinventarse. Por ejemplo, los discos SATA, gracias a su precio reducido y su gran capacidad de almacenamiento, son usados en cabinas de backups, para recoger datos de grabaciones y otras tareas que no requieren de mucha velocidad. Por tanto, aún los veremos entre nosotros durante mucho tiempo.
Aparecieron los SSD
Actualmente todos estamos acostumbrados a los discos SSD. Prácticamente todo el mundo ha probado uno, pero es un invento relativamente nuevo, y más para los que han vivido la informática desde el principio. Con los SSD se solucionaron varios aspectos, pero surgieron nuevos problemas.
En primer lugar, se eliminaron todas las partes mecánicas, consiguiendo un mecanismo con muchos menos fallos que los discos mecánicos. El consumo también se redujo, así como el calor emitido. De esta forma se mataban dos pájaros de un tiro: menos calor implicaba una mayor durabilidad y menos consumo una mejora en la eficiencia energética.
Con todo ello se lograron avances que los servidores multitarea estaban pidiendo a gritos. Por ejemplo, se aumentó considerablemente la velocidad de lectura y escritura, pasando de los 200MBps de un disco SATA a unos considerables 500MBps. Esto, sin duda, permitía copias de datos internas mucho más veloces, pero todo esto no habría tenido mucho sentido sin el avance real que se necesitaba en los servidores actuales: el tiempo de acceso. Se logró pasar de los 7ms de un disco SATA a tan solo 0,6ms; esto es lo que realmente da velocidad a un servidor.
Sin lugar a dudas, el reducido tiempo de acceso unido a que permiten un mayor número de entrada y salida de datos de forma concurrente, ha sido lo que le ha dado la fama que tienen hoy en día.
Pero, como todo sabemos, en el mundo de la tecnología siempre hay un pez más grande... y si no lo hay, se crea.
Los nuevos M.2 NVMe
Si bien la llegada de los SSD solucionó gran parte de los problemas que tenían los servidores, siguen estando limitados por el sistema que utilizan que, al igual que los discos mecánicos, se trata del sistema SATA.
Por ese motivo han salido recientemente los discos M.2 NVMe que trabajan con PCIe, un bus de datos más rápido que permite un mayor caudal.
Gracias a PCIe, estos nuevos discos cuentan con una velocidad inigualable, así como con un tiempo de acceso digno de las memorias RAM, algo nunca visto en los discos duros. También aumentan significativamente el número de instrucciones de entrada/salida de datos que se pueden ejecutar de forma concurrente.
Para hacernos una idea estos discos, comparados con los SSD, tienen una velocidad de lectura de 3200MBps, cuando los SSD rondan los 500MBps y, lo que es más importante, el tiempo de acceso es de tan solo 0,07ms, comparado con los 0,6ms de un SSD.
Con estos datos, vemos que este tipo de discos abre un enorme abanico de posibilidades dentro del mundo de los servidores, consiguiendo bases de datos ultrarápidas y sitios webs con altísimas velocidades.
Gracias a estos avances, nos atrevemos a decir que es muy posible que un servidor con inferiores características y un disco M.2 NVMe se desenvuelva mejor que un servidor con características superiores y un disco SATA.
Por todo esto hoy en día hay que darle mucha importancia no solo al microprocesador y la memoria RAM, si no también al tipo de disco duro que tiene nuestro servidor dedicado.
Como ya sabéis, en Unelink estamos constantemente mirando al futuro y hace un tiempo que ofrecemos servidores con discos NVMe, tanto en servidores virtuales como en algunas gamas de nuestros dedicados.
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